miércoles, 22 de febrero de 2012

Miedo


Hoy me ha enviado Elena uno de esos videos que parecen una nadería, pero luego te das cuenta de que te remueven por dentro.

En el video se veía a unas personas de diferentes edades y condiciones ayudando a otras personas por la calle, ayudas pequeñas como recoger una cartera que se ha caído, dar un vaso de agua a un obrero en la calle, ayudar a levantarse a alguien que se cae… Ese tipo de cosas que todos sabemos que está bien hacer, pero que en la práctica no hacemos.

http://iniciativadebate.wordpress.com/2012/01/06/algun-dia/

Recuerdo que hace tiempo Sergio me envió la foto de una persona que estaba en el suelo boca abajo, tumbado en la mitad de la Gran Vía, y ninguna de las cientos de personas que pasaron por allí se preocupó de si necesitaba ayuda, o si acaso estaba muerto. Nadie se paró siquiera.

¿Por qué?

Por miedo. Miedo por si está enfermo y nos pega algo, miedo por si es un truco y espera para atacar al que se acerque a ayudar, miedo a que realmente necesite ayuda y tengas que invertir un tiempo que no tienes. El miedo está siendo nuestro maná, que nos cae diariamente desde casi todos los medios de comunicación: Los de izquierdas deben odiar a los de derechas, los de derechas deben temer a los de izquierdas, los ricos deben evitar el contacto con los pobres, los pobres deben desear quitarle su dinero a los ricos, los jóvenes tienen que ver a los viejos como inútiles, los viejos tiene que ver a los jóvenes como estúpidos… Y así una larga lista de gilipolleces que cada día nos ensucian desde los pretendidos programas de opinión de nuestra anti-plural televisión, y nos llega a gritos desde los titulares alarmistas de nuestros anti-objetivos periódicos.

Todos esos medios han aprendido que una persona con miedo es manejable, nada peor que alguien libre de temor, lo mismo le sobra tiempo para pensar y la lía. Lo suyo es que esté muy ocupado pensando que a lo mejor su jefe quiere despedirle, o que el sudamericano de su portal quiere robarle cuando salga de casa, o que el catalán quiere arruinarle, o que los fabricantes de leche quieren meter productos hipnóticos para controlar su mente.

Tenemos una naturaleza crédula y aceptamos como cierto lo que nos llegue sobre todo desde televisión o prensa, sin acordarnos de que en realidad no nos informan, sino que nos dan su particular versión de lo ocurrido, bien pasadito por el filtro de sus ideologías políticas, su “dueños” y sus propios miedos.

Me gustaría que un mundo mejor fuera real, porque ya sé que es posible. Tenemos en nuestro interior tanta bondad como maldad, de forma que podríamos elegir la bondad incluso por simple practicidad. Si alguien nos quiere hacer mal, lo hará; si ha de llegar una súper crisis, llegará, y si nos quieren drogar los lecheros, finalmente encontrarán cómo hacerlo. Nuestro miedo nunca evitará que ocurran cosas malas, pero quizá la bondad nos una más y sí podamos sortear alguna de ellas.

Apaguemos la tele, salgamos a pasear, juguemos al parchís con nuestros amigos, hagamos carreras de chapas con nuestros niños, aprendamos nuevas recetas de cocina… Hagamos con nuestro tiempo cualquier cosa que añada alegría y vida a nuestro día a día y aparquemos el miedo hasta cuando sea realmente necesario.

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