jueves, 10 de julio de 2008

La Libertad


Recientemente me han pasado un enlace a una noticia que me ha subido la temperatura: La SGAE ha denunciado a un individuo, por insultarles en su blog (http://www.elmundo.es/navegante/2008/07/03/tecnologia/1215109943.html).
Los que me conocen un poco ya saben que es el tipo de noticia que no puedo pasar por alto.

Reconozco que me ha pillado en un momento especial de mi vida. Normalmente cuando queda ya poco para irme de vacaciones me noto sobrecargada, a falta de un buen escape de la presión; también se han producido (y van a seguir) grandes cambios en los últimos meses; estoy estudiando la posibilidad de sacar adelante algunos proyectos, y en general estoy bastante alerta y sensible.

Siempre he sido muy crítica con lo que me rodea, con las injusticias sociales, las mamarrachadas políticas, la actitud nacional de pasotismo ante determinados avances, ciencia, etc…, pero esa crítica siempre ha estado basada en el orgullo al pensar que hace tan solo 35 años esto era la casa de tócame roque, y desde entonces, solitos, pacíficamente y con mucho esfuerzo, hemos conquistado libertades y derechos que muchos países aún sueñan. Critico a mi país porque lo quiero, porque estoy orgullosa de hasta dónde ha llegado, y por eso me dan rabia las injusticias, no soporto ver tanto talento desperdiciado: lo hemos hecho bien, y podemos hacerlo aún mejor.

Quizá uno de los logros más difíciles de tragar haya sido el de la libertad de expresión; a todos nos gusta poder decir lo que opinamos, y después nos pitan los oídos cuando habla el vecino. Pero es el pago por nuestro derecho, que tanto tú puedas expresar libremente una opinión inteligente y madurada, como que otro pueda decir la primera payasada que se le pase por la cabeza.

Por eso para mí, el concepto de blog es absolutamente perfecto, en tanto en cuanto permite a personas anónimas opinar, exponer y compartir sus pensamientos, inquietudes y proyectos sin necesidad de tener una columna en un periódico: Es la máxima expresión de la democracia.

Un compañero blogero, ha decidido que la SGAE le resulta insoportable, ha expresado el por qué, y lo ha hecho en la forma que le ha venido en gana. La SGAE lo ha leído y denunciado, porque atenta contra su honor. Está el juicio en marcha y se ha liado la de San Quintín. ¿Y por qué me escandalizo? Porque lo que me faltaría por ver es que el “honor” de la SGAE sea más importante que la libertad de expresión de un individuo, es que no se puede ni comparar.

Y a todo esto, ni siquiera estoy metiéndome en lo que pienso yo personalmente de la SGAE, que lo de ladrones a mí se me queda hasta corto. Afortunadamente la edad vale para muchas cosas, y si encima tienes buena memoria, tanto mejor: Si Ramoncín podía cagarse en los concejales madrileños en los años 80 (se liaron a cerrar locales de música), yo también puedo, veinte años después, cagarme en la SGAE, llamarles ladrones, sinvergüenzas, golfos, y decir puta SGAE hasta quedarme ronca.

Porque mi libertad de expresión es tan mía como mi vida, porque no hay vida si no hay libertad.



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