jueves, 29 de noviembre de 2007

Kira

Kira es el nombre oficial. En realidad es Kirita o Kiruli para los amigos, que son muchos.

Ahora se ha marchado. Cuando alguien tan especial se va siempre intentas dejar constancia de cómo era, y cuando te pones a ello no sabes por dónde empezar... es tanto lo que nos ha dado. A cada uno unas cosas diferentes. Habrá quien la recuerde como la excelente cazadora que es; otros como la compañera de paseos y juegos, y otros como esa otra “chica de la oficina” un tanto especial.

Yo he tenido la fortuna de conocerla desde pequeña, cuando apenas era una bolilla de pelos moteados, preciosa y tierna. Desde el principio me cautivaron sus ojos dorados y su buen carácter ¡La de besos que se habrá llevado ese morrete peludo! Pero no sabría cómo definirla; creo que de haber sido una persona se la podría describir como silenciosa y circunspecta, y guardaba toda su tensión y pasión para lo que más la gustaba: cazar. El resto del tiempo te acompañaba, te escuchaba.

Dejé de verla habitualmente hace ya años, así que mi echarla de menos se ha calmado bastante desde entonces, pero los que la han acompañado hasta el último momento tienen que estar sintiendo el vértigo de su vacío, porque Kirita llenaba mucho con su silenciosa compañía.

Lo único que puedo decirles a los que tanto la han querido es que, afortunadamente, las perrillas nunca se terminan de ir, se te meten tan dentro que siempre forman parte de ti. De hecho, suelen ser una de tus mejores partes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desafortunadamente Kira no se encuentra aquí ya físicamente entre nosotros.

Afortunadamente tú sí te encuentras más que físicamente entre nosotros.
Es esperanzador y estimulante saber que alguien se encuentra lo suficientemente vivo como para
necesitar expresar sus sentimientos abiertamente y que además lo lleve a cabo.

ML.