jueves, 21 de junio de 2007

Mi Tesoro


Ayer me preguntaron qué opinaba acerca del galeón español que un barco estadounidense ha sacado de las profundidades del mar, y se ha llevado a su casa. Por lo visto en el galeón había un tesoro importante, y ahora anda el gobierno español reclamándolo a Estados Unidos.

La verdad es que hasta ayer no me había planteado ese asunto, pero me dio motivos para pensar un rato. Esto del robo de tesoros submarinos no es la primera vez que nos pasa, es más, los grupitos organizados de submarinistas extranjeros que vienen por nuestras costas no se suelen ir de vacío, y la Guardia Civil no puede abarcar todas las excursiones. El caso es que casi todo el mundo a quien se pregunte está más o menos enterado o tiene un recuerdo remoto de alguna noticia relacionada. Pasa de toda la vida.

Pero lo peor es que seguirá pasando. Ha venido un barco desde Estados Unidos a birlarnos el tesoro de un galeón. Pensemos. El valor arqueológico, histórico, monetario... si les sale a cuenta atravesarse medio mundo para rescatarlo ¿no nos saldría a nosotros aún mejor, teniéndolo aquí mismo? ¿no podríamos nosotros mismos recuperar nuestros tesoros hundidos, en vez de esperar a que el resto del mundo nos lo quite? ¿no sale más caro reclamar ese tesoro vía diplomática que tener un grupo de investigadores que recuperen estos barcos y llenen nuestros museos?

Posiblemente sí, pero tenemos una desidia que nos pilla de lleno, y así hacemos en todo. Siempre esperamos a ese extranjero que nos descubra los talentos. Lo malo es que normalmente, a la par que los descubre, se los queda.

¿Sabíais que fue un alemán el que puso el primer restaurante típico canario en Tenerife? Pues sí, hace ya treinta años.

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