miércoles, 28 de diciembre de 2005

2005


Ya casi no queda año 2005 y aunque me gusta echar la vista atrás para recordar un poco cómo ha sido, la verdad es que me cuesta bastante recordar los acontecimientos importantes.

Sí sé que enero se llevó a mi niña, el 14, eso sí que lo recuerdo como si fuera ayer. De hecho, hay tardes que contengo las lágrimas a duras penas, o directamente no las contengo. En febrero redescubrí La Alhambra; de marzo sólo recuerdo que fue la Semana Santa, creo. De abril sí me acuerdo, se casó mi primo José Antonio con Montse, buena gente esta parejita, que dentro de poco serán uno más. Mayo es de esos meses que como no haya boda o comunión, ni me doy cuenta, aunque espera, fue cuando me dijeron que tenía el colesterol muy alto y me pillé un cabreo de cuidado. También tuvimos mudanza, todo muy estresante. Junio sí fue interesante, porque pasaron dos cosas, primero que reservé mis vacaciones, y que al día siguiente me despidieron.Por eso en julio pude ir al gimnasio y bajé bastante el colesterol aunque ni un sólo kilo. En julio fue cuando empecé a trabajar en Extun; agosto pasó volado esperando la boda de Esther, que fue impresionante desde todo punto de vista. Septiembre no lo olvidaré, fuimos a Grecia a dos de los sitios más bonitos que he visto. En octubre fuimos a los Monasterios de San Millán de la Cogolla, tenía tantas ganas de conocer la Rioja que me dió miedo que pudiera desilusionarme, pero no, la Rioja en otoño es más que precioso. Noviembre, que suele ser soso, ha sido diferente en que Sergio ha tenido que viajar al fin del mundo, así que por lo menos ya sé dónde está Letonia en el mapa.Y lo que va de diciembre, por lo menos hasta hoy... nada de nada.

El 2006 no es que lo afronte con ganas porque me siento cansada, pero sí con la esperanza de que algo cambie radicalmente, y esa esperanza está en febrero. No me quejo del 2005, uno de los grandes problemas que tenía se solucionó en mayo, pero aún así necesito que el 2006 me cambie cosas, que mejore, que pueda dejar de estar cansada. Por eso me comeré las uvas profundamente concentrada en ese deseo.

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