lunes, 29 de noviembre de 2004

Política, ni contigo ni sin ti

Aún recuerdo cuando en plena adolescencia, viví el momento político de una España que se liberaba, que pegaba el estirón para ponerse a la altura del resto de Europa. Era un momento en que la política era lo más importante del mundo, España se estaba construyendo, los políticos se implicaban con las ideas y no eran muy calculadores. Todo parecía más auténtico, no sé si realmente lo era, pero así lo creíamos. Recuerdo que incluso en el instituto hacíamos campaña en contra o a favor del ingreso en la OTAN, nos implicábamos en todo, queríamos cambiar las cosas y formar parte de ellas.

Pero ahora las cosas son distintas, la política se ha vuelto nuestro enemigo, votamos en secreto y tememos decir a quién hemos votado. Parece mentira que habiéndo pasado tantos años desde la muerte del dictador, sea ahora cuando más miedo tenemos a las represalias por nuestras ideas políticas. Yo creo que se debe a que en parte hemos hecho una regresión, y lo digo siendo plenamente consciente de mi subjetividad. El ambiente de absoluta libertad que yo he vivido hace 20 años no lo veo ahora ni en los medios de comunicación, no veo la autocrítica que entonces había, no hay verdadero diálogo, no hay negociación, los políticos no quieren lo mejor para España desde su modo de entender, quieren lo mejor para sí mismos y para sus partidos. Y lo peor de todo es que de alguna manera, nos han echado de esa faceta de nuestro país. Nos hemos dado cuenta de que en la política ya no tienen nada que ver las ideas, ya no pintamos nada los ciudadanos de a pie, nos han hecho ver que estamos ahí para robarnos el voto y pagar los impuestos bien calladitos. Somos niños que nada tenemos que decir en las conversaciones de los mayores.

Todo esto ha dado lugar a una forma de actuar que me enferma. Se sabe que la opinión pública está muda: les arruinas los sueldos y la estabilidad laboral, les pones mucho fútbol y ale, ya están todos centraditos en otras cosas. Está claro que si la ciudadanía vive en bienestar, tendrá tiempo y cultura suficientes para cuestionar las estupideces de sus mandatarios, pero si no les sobra ni un minuto de tiempo porque lo tienen que invertir en pagar una hipotéca imposible (por poner un ejemplo), estarán bien calladitos y dirán lo de aquel chiste de "virgencita, que me quede como estoy". Es así como tenemos una juventud que pasa absolutamente de la política, y eso tiene un problema, ¿qué pasará cuando los políticos actuales se jubilen?

Me siento profundamente desencantada por lo que le ha ocurrido a mi España en estos últimos años, me gustaba más cuando era un desastre y estaba todo por hacer. Ya nadie se acuerda de los que lo hicieron, y de lo que disfrutamos todos mientras eso ocurría. Nadie recuerda a Enrique Tierno Galván, pero yo le llevo en el corazón. Y le echo de menos.

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